Löydetty 363 Tulokset: ejército de madián

  • Los israelitas hicieron lo que desagradaba al Señor, y el Señor los entregó en manos de Madián durante siete años. (Jueces 6, 1)

  • La mano de Madián pesó fuertemente sobre Israel. Para escapar de Madián, los israelitas se sirvieron de las cuevas, cavernas y refugios de los montes. (Jueces 6, 2)

  • Los israelitas se vieron reducidos a gran miseria por causa de Madián, y clamaron al Señor. (Jueces 6, 6)

  • Cuando los israelitas pidieron al Señor que los librara de Madián, (Jueces 6, 7)

  • El ángel del Señor vino y se sentó bajo la encina de Ofrá, que pertenecía a Joás, de Abiezer. Gedeón, su hijo, estaba limpiando el trigo en el lagar para ocultarlo a Madián. (Jueces 6, 11)

  • El Señor le respondió: "Yo estaré contigo, y tú derrotarás a Madián como si fuese un solo hombre". (Jueces 6, 16)

  • Pero los jefes de Sucot respondieron: "¿Acaso tienes ya en tus manos a Zébaj y a Salmuná, para que debamos suministrar pan a tu ejército?". (Jueces 8, 6)

  • Zébaj y Salmuná estaban en Carcor con sus ejércitos, alrededor de quince mil hombres, todos los que habían quedado del ejército del oriente. Habían caído ciento veinte mil guerreros. (Jueces 8, 10)

  • Zébaj y Salmuná huyeron; pero Gedeón los persiguió, e hizo prisioneros a los dos reyes de Madián, Zébaj y Salmuná, y derrotó a todo su ejército. (Jueces 8, 12)

  • Gedeón se presentó a la gente de Sucot, y dijo: "Aquí están Zébaj y Salmuná, por los que os burlasteis de mí diciendo: ¿Acaso tienes ya en tus manos a Zébaj y a Salmuná para que debamos suministrar pan a tu ejército?". (Jueces 8, 15)

  • ¡Quién pusiera este pueblo en mis manos! Quitaría de en medio a Abimelec y le diría: Refuerza tu ejército y sal a la batalla". (Jueces 9, 29)

  • uno de cada diez hombres de todas las tribus de Israel se encargará de conseguir víveres para el ejército; los demás irán a dar su merecido a Guibeá de Benjamín por la infamia que han cometido en Israel". (Jueces 20, 10)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina