Löydetty 69 Tulokset: cuello
Después que el profeta Ananías rompió el yugo del cuello del profeta Jeremías, el Señor dirigió su palabra a Jeremías: (Jeremías 28, 12)
Pues esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: Un yugo de hierro pongo al cuello de todas estas naciones para someterlas a Nabucodonosor, rey de Babilonia; y estarán sometidas a él, así como las bestias del campo, que también le he entregado". (Jeremías 28, 14)
Aquel día -dice el Señor todopoderoso- yo quebraré el yugo que pesa sobre el cuello y romperé sus coyundas. No estarán más sometidos a extranjeros, (Jeremías 30, 8)
Ha uncido mis pecados sobre mí, su mano los ha entrelazado. Sobre mi cuello el yugo me quebranta las fuerzas. El Señor me ha entregado en sus manos y no puedo levantarme. (Lamentaciones 1, 14)
El yugo a nuestro cuello, estamos oprimidos, extenuados, y no se nos da respiro. (Lamentaciones 5, 5)
Te adorné con joyas, puse brazaletes en tus muñecas y un collar en tu cuello; (Ezequiel 16, 11)
para descargarla -mientras tú recibes visiones falsas y se te adivinan presagios mentirosos- sobre el cuello de los viles criminales, cuya hora ha llegado con el fin de sus crímenes! (Ezequiel 21, 34)
El rey gritó con fuerza que trajeran a los adivinos, los magos y los astrólogos; en cuanto llegaron les dijo: "El que lea ese escrito y me dé su interpretación será vestido de púrpura, se le pondrá al cuello un collar de oro y será el tercero en el gobierno del reino". (Daniel 5, 7)
Pero yo he oído decir que tú eres capaz de dar interpretaciones y resolver dificultades. Si logras leer el escrito y me indicas su significado, serás vestido de púrpura, llevarás al cuello un collar de oro y serás el tercero en el gobierno del reino". (Daniel 5, 16)
Entonces Baltasar ordenó que se le pusiera a Daniel un vestido de púrpura y un collar de oro al cuello, y se proclamó que quedaba constituido el tercero en el gobierno del reino. (Daniel 5, 29)
Efraín es una novilla doméstica que gusta de la trilla en la era. Yo pondré el yugo sobre su hermoso cuello, y la unciré al carro; Israel tendrá que arar, y Jacob rastrillar. (Oseas 10, 11)
Con cuerdas de cariño los atraía, con lazos de amor; fui para él como quien alza a un niño sobre su propio cuello y se inclina hacia él para darle de comer. (Oseas 11, 4)