Löydetty 45 Tulokset: conciencia

  • ¿No me dijo él que era su hermana y ella que él era su hermano? Yo hice esto con buena conciencia y manos puras". (Génesis 20, 5)

  • Dios le respondió: "Sí, sé que has hecho esto con buena conciencia; por eso te he impedido pecar contra mí y no te he dejado tocarla. (Génesis 20, 6)

  • Después le remordía la conciencia por haber cortado la orla del manto de Saúl. (I Samuel 24, 6)

  • no será para ti un sufrimiento ni un remordimiento de conciencia el haber derramado sangre en vano y haberte hecho justicia por tu mano. Cuando el Señor haya hecho el bien a mi señor, acuérdate de tu sierva". (I Samuel 25, 31)

  • Después de haber hecho el censo del pueblo, David sintió que le remordía la conciencia, y dijo al Señor: "¡He cometido un gran pecado por haber hecho esto! Señor, perdona el pecado de tu siervo, porque he obrado como un insensato". (II Samuel 24, 10)

  • Yo bendigo al Señor, que me aconseja, hasta de noche mi conciencia me advierte; (Salmos 16, 7)

  • Si hubiera alguna culpa en mi conciencia, el Señor no me habría escuchado; (Salmos 66, 18)

  • Como el rostro se refleja en el agua, así el corazón del hombre se refleja en la conciencia. (Proverbios 27, 19)

  • Pues la maldad es cobarde, y se condena por su propio testimonio; acosada por su propia conciencia, siempre se imagina lo peor, (Sabiduría 17, 11)

  • Dichoso el hombre al que su conciencia no lo acusa, que no pierde nunca su esperanza. (Eclesiástico 14, 2)

  • Hay quien por pobre no puede pecar; cuando descansa tiene la conciencia tranquila. (Eclesiástico 20, 21)

  • Por lo cual os declaro en el día de hoy que tengo la conciencia limpia respecto a todos vosotros, (Hechos 20, 26)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina