Löydetty 237 Tulokset: caminar en la verdad

  • Pero el Señor dijo a Abrahán: "Por qué se ha reído Sara diciéndose: ¿Podrá ser verdad que voy a ser madre siendo tan vieja? (Génesis 18, 13)

  • Abrahán replicó: "Soy en verdad muy atrevido insistiendo ante mi Dios, yo, que soy polvo y ceniza. (Génesis 18, 27)

  • Además, es verdad que ella también es mi hermana, hija de mi padre, pero no de mi madre, y ahora es mi mujer. (Génesis 20, 12)

  • Pero todavía insistió: "¿Eres tú de verdad mi hijo Esaú?". Y respondió: "Sí, yo soy". (Génesis 27, 24)

  • Labán le dijo: "¡En verdad, tú eres hueso mío y carne mía!". Y Jacob se quedó con él. Pasado un mes, (Génesis 29, 14)

  • Jacob le respondió: "Mi señor sabe que los niños son de tierna edad y que yo tengo que ocuparme de las ovejas y las vacas paridas; si las fuerzo a caminar, en un solo día morirá todo el rebaño. (Génesis 33, 13)

  • Pues la verdad es que fui arrebatado del país de los hebreos y aquí tampoco he hecho nada para que se me meta en la cárcel". (Génesis 40, 15)

  • Enviad uno de vosotros a buscar a vuestro hermano y los demás quedad prisioneros. Así se comprobarán vuestras palabras, y se verá si decís o no verdad. Si no, ¡vive el Faraón, que sois espías!". (Génesis 42, 16)

  • Judá se acercó a él y le dijo: "Perdón, señor. Permite a tu siervo dirigir una palabra a mi señor, sin que por eso se irrite contra él, porque tú eres en verdad como el Faraón. (Génesis 44, 18)

  • El Señor iba delante, de día en columna de nube para marcarles el camino, y en columna de fuego de noche para alumbrarles; así podían caminar tanto de día como de noche. (Exodo 13, 21)

  • Pero si de verdad he hallado gracia a tus ojos, dame a conocer tu camino, para que yo te conozca; así hallaré gracia a tus ojos. Considera que este pueblo es tu pueblo". (Exodo 33, 13)

  • "Si de verdad he hallado gracia a tus ojos, Señor, que el Señor marche en medio de nosotros; porque éste es un pueblo de cabeza dura; pero tú perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado y tómanos por tu heredad". (Exodo 34, 9)


“As almas não são oferecidas como dom; compram-se. Vós ignorais quanto custaram a Jesus. É sempre com a mesma moeda que é preciso pagá-las”. São Padre Pio de Pietrelcina