Löydetty 743 Tulokset: bien y mal

  • no abandonéis vuestras propias asambleas, como algunos tienen por costumbre hacer, sino más bien animaos mutuamente, y esto tanto más cuanto que veis acercarse el día. (Hebreos 10, 25)

  • Ahora bien, sin la fe es imposible agradarle; porque aquel que se acerca a Dios debe creer que existe y que recompensará a aquellos que lo buscan. (Hebreos 11, 6)

  • Ahora bien, aquellos que hablan así demuestran claramente que buscan la patria. (Hebreos 11, 14)

  • escogiendo más bien ser maltratado con el pueblo de Dios que disfrutar de las delicias pasajeras del pecado; (Hebreos 11, 25)

  • Sabéis bien que, como consecuencia, cuando quiso recibir la bendición, le fue negada, y no logró cambiar lo que había hecho, aunque lo intentó con lágrimas. (Hebreos 12, 17)

  • No os olvidéis de hacer el bien y de compartir vuestros bienes con los demás, pues ésos son los sacrificios que agradan a Dios. (Hebreos 13, 16)

  • Rezad por nosotros. Sabemos que tenemos la conciencia tranquila, resueltos como estamos a portarnos bien en todo. (Hebreos 13, 18)

  • Si cumplís la ley regia de la Escritura que dice: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, hacéis bien. (Santiago 2, 8)

  • ¿Tú crees que hay un solo Dios? Muy bien. Los demonios lo creen también, y tiemblan. (Santiago 2, 19)

  • Pues el que sabe hacer el bien y no lo hace comete pecado. (Santiago 4, 17)

  • al emperador como a soberano, a los gobernadores como delegados suyos para castigar a los que obran mal y premiar a los que obran bien. (I Pedro 2, 14)

  • ¿Qué mérito tenéis en soportar los castigos que merecen vuestras culpas?. Pero soportar pacientemente los sufrimientos habiendo obrado bien eso agrada a Dios. (I Pedro 2, 20)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina