Löydetty 117 Tulokset: Mefiboset dejado atrás
Esto dice el Señor, Dios de Israel: Yo haré volver atrás las armas que lleváis en vuestras manos y con las cuales combatís fuera de las murallas contra el rey de Babilonia y los caldeos que os tienen asediados, y las amontonaré en medio de esta ciudad. (Jeremías 21, 4)
La ira del Señor no volverá atrás hasta que no haya ejecutado y realizado los designios de su corazón. En los tiempos futuros comprenderéis bien esto. (Jeremías 23, 20)
Pero bien pronto cambiaron de parecer y volvieron a tomar a los esclavos y esclavas que habían dejado en libertad, y los sometieron de nuevo a esclavitud. (Jeremías 34, 11)
Pero en seguida os habéis vuelto atrás y habéis profanado mi nombre volviendo a tomar cada uno a sus propios esclavos y esclavas a quienes habíais concedido la libertad, y los habéis forzado a ser vuestros esclavos como antes. (Jeremías 34, 16)
Asimismo, los demás judíos que estaban en Moab, entre los amonitas, en Edón y en todos los otros países, en cuanto se enteraron de que el rey de Babilonia había dejado algunos judíos en Judá y de que había puesto al frente de ellos a Godolías, hijo de Ajicán, hijo de Safán, (Jeremías 40, 11)
hombres, mujeres y niños, las princesas reales y cuantas personas había dejado Nebuzardán, jefe de la escolta, con Godolías, hijo de Ajicán, hijo de Safán; también se llevaron al profeta Jeremías y a Baruc, hijo de Nerías, (Jeremías 43, 6)
Pero desde que hemos dejado de quemar incienso y de hacer ofrendas de vino a la reina del cielo, carecemos de todo y por la espada y el hambre nos hemos consumido. (Jeremías 44, 18)
En aquellos días, en el tiempo aquel -dice el Señor- se buscará la perversión de Israel y ya no existirá, los pecados de Judá y no se encontrarán, pues yo perdonaré a los que haya dejado. (Jeremías 50, 20)
Han dejado de luchar los guerreros de Babilonia, se han refugiado en las fortalezas; están agotadas sus fuerzas, se han convertido en mujeres. Han sido incendiadas sus moradas, hechos pedazos sus cerrojos. (Jeremías 51, 30)
Me ha devorado, me ha consumido Nabucodonosor, rey de Babilonia; me ha dejado como un plato vacío, me ha tragado lo mismo que un dragón, ha llenado su vientre con mis mejores trozos. (Jeremías 51, 34)
Desde lo alto lanzó un fuego, lo ha vertido en mis huesos; tendió una red ante mis pies y me ha hecho caer; me ha dejado desolada, todo el día sufriendo. (Lamentaciones 1, 13)
Ha despedazado en el ardor de su ira todo el poder de Israel; ha retirado atrás su diestra, al acercarse al enemigo; ha encendido contra Jacob un fuego que todo lo devora. (Lamentaciones 2, 3)