Löydetty 65 Tulokset: serpiente ardiente

  • Sembraron trigo, y espinos segaron, se afanaron sin provecho. Vergüenza les dan sus cosechas, por causa de la ira ardiente de Yahveh. (Jeremías 12, 13)

  • Yo decía: «No volveré a recordarlo, ni hablaré más en su Nombre.» Pero había en mi corazón algo así como fuego ardiente, prendido en mis huesos, y aunque yo trabajada por ahogarlo, no podía. (Jeremías 20, 9)

  • y son aniquiladas las estancias más seguras por la ardiente cólera de Yahveh. (Jeremías 25, 37)

  • Ha dejado el león su cubil, y se ha convertido su tierra en desolación ante la cólera irresistible, ante la ardiente cólera. (Jeremías 25, 38)

  • Una voz emite como de serpiente que silba, mientras en torno suyo andan y con hachas le acomenten, como leñadores. (Jeremías 46, 22)

  • Lámed. Vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante al dolor que me atormenta, con el que Yahveh me ha herido el día de su ardiente cólera. (Lamentaciones 1, 12)

  • Aquél que no se postre y la adore, será inmediatamente arrojado en el horno de fuego ardiente.» (Daniel 3, 6)

  • y que aquél que no se postre para adorarla sea arrojado en el horno de fuego ardiente. (Daniel 3, 11)

  • ¿Estáis dispuestos ahora, cuando oigáis sonar el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de música, a postraros y adorar la estatua que yo he hecho? Si no la adoráis, seréis inmediatamente arrojados en el horno de fuego ardiente; y ¿qué dios os podrá librar de mis manos?» (Daniel 3, 15)

  • Si nuestro Dios, a quien servimos, es capaz de librarnos, nos librará del horno de fuego ardiente y de tu mano, oh rey; (Daniel 3, 17)

  • y mandó a los hombres más fuertes de su ejército que ataran a Sadrak, Mesak y Abed Negó y los arrojaran al horno de fuego ardiente. (Daniel 3, 20)

  • Fueron, pues, atados estos hombres, con sus zaragüelles, túnicas, gorros y vestidos, y arrojados al horno de fuego ardiente. (Daniel 3, 21)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.”(Pe Pio) São Padre Pio de Pietrelcina