Löydetty 458 Tulokset: obras de arte en bronce
Por tanto, no es mucho que sus ministros se disfracen también de ministros de justicia. Pero su fin será conforme a sus obras. (II Corintios 11, 15)
conscientes de que el hombre no se justifica por las obras de la ley sino sólo por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús a fin de conseguir la justificación por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley, pues por las obras de la ley nadie será justificado. (Gálatas 2, 16)
Quiero saber de vosotros una sola cosa: ¿recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por la fe en la predicación? (Gálatas 3, 2)
Porque todos los que viven de las obras de la ley incurren en maldición. Pues dice la Escritura: Maldito todo el que no se mantenga en la práctica de todos los preceptos escritos en el libro de la Ley. (Gálatas 3, 10)
Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, (Gálatas 5, 19)
tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe. (Efesios 2, 9)
En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos. (Efesios 2, 10)
y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, antes bien, denunciadlas. (Efesios 5, 11)
Y a vosotros, que en otro tiempo fuisteis extraños y enemigos, por vuestros pensamientos y malas obras, (Colosenses 1, 21)
No os mintáis unos a otros. Despojaos del hombre viejo con sus obras, (Colosenses 3, 9)
sino con buenas obras, como conviene a mujeres que hacen profesión de piedad. (I Timoteo 2, 10)
y tenga el testimonio de sus buenas obras: haber educado bien a los hijos, practicado la hospitalidad, lavado los pies de los santos, socorrido a los atribulados, y haberse ejercitado en toda clase de buenas obras. (I Timoteo 5, 10)