Löydetty 1796 Tulokset: no recibir en casa

  • Y José proveyó al sustento familiar de su padre y sus hermanos y toda la casa de su padre. (Génesis 47, 12)

  • Transcurridos los días de luto por él, habló José a la casa de Faraón en estos términos: «Si he hallado gracia a vuestros ojos, por favor, haced llegar a oídos de Faraón esta palabra: (Génesis 50, 4)

  • Un hombre de la casa de Leví fue a tomar por mujer una hija de Leví. (Exodo 2, 1)

  • sino que cada mujer pedirá a su vecina y a la que mora en su casa objetos de plata, objetos de oro y vestidos, que pondréis a vuestros hijos y a vuestras hijas, y así despojaréis a los egipcios.» (Exodo 3, 22)

  • Moisés volvió y regresó a casa de Jetró, su suegro, y le dijo: «Con tu permiso, me vuelvo a ver a mis hermanos de Egipto para saber si viven todavía.» Dijo Jetró a Moisés: «Vete en paz.» (Exodo 4, 18)

  • Se volvió Faraón y entró en su casa sin hacer caso de ello. (Exodo 7, 23)

  • El Río bullirá de ranas, que subirán y entrarán en tu casa, en tu dormitorio y en tu lecho, en las casas de tus servidores y en tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas. (Exodo 7, 28)

  • Así lo hizo Yahveh, y un enorme enjambre de tábanos vino sobre la casa de Faraón y la casas de sus siervos; y toda la tierra de Egipto; la tierra fue devastada por los tábanos. (Exodo 8, 20)

  • Hablad a toda la comunidad de Israel y decid: El día diez de este mes tomará cada uno para sí una res de ganado menor por familia, una res de ganado menor por casa. (Exodo 12, 3)

  • Y si la familia fuese demasiado reducida para una res de ganado menor, traerá al vecino más cercano a su casa, según el número de personas y conforme a lo que cada cual pueda comer. (Exodo 12, 4)

  • Tomaréis un manojo de hisopo, lo mojaréis en la sangre que está en la vasija y untaréis el dintel y las dos jambas con la sangre de la vasija; y ninguno de vosotros saldrá de la puerta de su casa hasta la mañana. (Exodo 12, 22)

  • Levantóse Faraón aquella noche, con todos sus servidores y todos los egipcios; y hubo grande alarido en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto. (Exodo 12, 30)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina