Löydetty 104 Tulokset: castigo por azotes
porque, al oír que lo mismo que era su castigo, era para los otros un beneficio, reconocieron al Señor; (Sabiduría 11, 13)
Por sus locos e inicuos pensamientos por los que, extraviados, adoraban reptiles sin razón y bichos despreciables, les enviaste en castigo muchedumbre de animales sin razón, (Sabiduría 11, 15)
sino que les concedías, con un castigo gradual, una ocasión de arrepentirse; aun sabiendo que era su natural perverso, su malicia innata, y que jamás cambiaría su manera de pensar (Sabiduría 12, 10)
Por eso, como a niños sin seso, les enviaste una irrisión de castigo. (Sabiduría 12, 25)
Pero los que con una reprimenda irrisoria no se enmendaron, iban a experimentar un castigo digno de Dios. (Sabiduría 12, 26)
A la vista de los seres que les atormentaban y les indignaban, de aquellos seres que tenían por dioses y eran ahora su castigo, abrieron los ojos y reconocieron por el Dios verdadero a aquel que antes se negaban a conocer. Por lo cual el supremo castigo descargó sobre ellos. (Sabiduría 12, 27)
En vez de tal castigo, concediste favores a tu pueblo: para satisfacer su voraz apetito, les preparaste como alimento un manjar exquisito: codornices; (Sabiduría 16, 2)
Porque la creación, sirviéndote a ti, su Hacedor, se embravece para castigo de los inicuos y se amansa en favor de los que en ti confían. (Sabiduría 16, 24)
Por haber decretado matar a los niños de los santos, salvándose de los hijos expuestos uno tan sólo, les arrebataste en castigo la multitud de sus hijos y a ellos, a una, les hiciste perecer bajo la violencia de las aguas. (Sabiduría 18, 5)
Y, en efecto, con el castigo mismo de nuestros adversarios, nos colmaste de gloria llamándonos a ti. (Sabiduría 18, 8)
Un mismo castigo alcanzaba al esclavo y al señor; el hombre del pueblo sufría la misma pena que el rey. (Sabiduría 18, 11)
Y venció a la Cólera no con la fuerza de su cuerpo, ni con el poder de las armas, sino que sometió con su palabra al que traía el castigo recordándole los juramentos hechos a los Padres y las alianzas. (Sabiduría 18, 22)