Löydetty 14 Tulokset: bienestar

  • Dijo Moisés a Jobab, hijo de Reuel el madianito, suegro de Moisés: «Nosotros partimos para el lugar del que ha dicho Yahveh: Os lo daré. Ven con nosotros y te trataremos bien, porque Yahveh ha prometido bienestar a Israel.» (Números 10, 29)

  • Si vienes con nosotros, te haremos partícipe del bienestar con que Yahveh nos va a favorecer.» (Números 10, 32)

  • No buscarás jamás mientras vivas su prosperidad ni su bienestar. (Deuteronomio 23, 7)

  • Cuando el espíritu de Dios asaltaba a Saúl, tomaba David la cítara, la tocaba, Saúl, encontraba calma y bienestar y el espíritu malo se apartaba de él. (I Samuel 16, 23)

  • Así pues, no deis vuestras hijas a sus hijos ni toméis sus hijas para vuestros hijos; no busquéis nunca su paz ni su bienestar, a fin de que podáis haceros fuertes, comáis los mejores frutos de la tierra y la dejéis en herencia a vuestros hijos para siempre." (Esdras 9, 12)

  • Al enterarse de ello Samballat el joronita y Tobías el servidor ammonita, les sentó muy mal que alguien viniera a procurar el bienestar de los israelitas. (Nehemías 2, 10)

  • Y ahora que estamos enterados de esto, haréis bien escribiéndonos sobre vuestro bienestar. (I Macabeos 12, 22)

  • Los ancianos se sentaban en las plazas, todos conversaban sobre el bienestar y los jóvenes vestían galas y armadura. (I Macabeos 14, 9)

  • pues largos días y años de vida y bienestar te añadirán. (Proverbios 3, 2)

  • Sus caminos son caminos de dulzura y todas sus sendas de bienestar. (Proverbios 3, 17)

  • Hablé en mi corazón: ¡Adelante! ¡Voy a probarte en el placer; disfruta del bienestar! Pero vi que también esto es vanidad. (Eclesiastés 2, 1)

  • Comprendo que no hay para el hombre más felicidad que alegrarse y buscar el bienestar en su vida. (Eclesiastés 3, 12)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina