Löydetty 305 Tulokset: búsqueda de la verdad

  • Entonces Ajior, general de todos los ammonitas, le dijo: «Escuche mi señor las palabras de la boca de tu siervo y te diré la verdad sobre este pueblo que habita esta montaña junto a la que te encuentras. No saldrá mentira de la boca de tu siervo. (Judit 5, 5)

  • «Verdad es que no hay en nuestro tiempo ni en nuestros días tribu, familia, pueblo o ciudad de las nuestras que se postre ante dioses hechos por mano de hombre, como sucedió en otros tiempos, (Judit 8, 18)

  • Acerca de esto, dueño y señor, no desestimes sus palabras; tenlas bien presentes, porque responden a la verdad. Pues muestra raza no recibe castigo ni la espada tiene poder sobre ellos, si no han pecado contra su Dios. (Judit 11, 10)

  • que sometió a interrogatorio a los dos eunucos; y habiendo ellos confesado la verdad, fueron llevados al suplicio. (Ester 12, 3)

  • Porque, en efecto, Amán, hijo de Hamdatá, macedonio y, a la verdad, extraño a la raza de los persas y muy alejado de nuestra benevolencia, (Ester 16, 10)

  • a los que ansían la muerte que no llega y excavan en su búsqueda más que por un tesoro, (Job 3, 21)

  • En verdad el enojo mata al insensato, la pasión hace morir al necio. (Job 5, 2)

  • Bien sé yo, en verdad, que es así: ¿cómo ante Dios puede ser justo un hombre? (Job 9, 2)

  • En verdad, vosotros sois el pueblo, con vosotros la Sabiduría morirá. (Job 12, 2)

  • Pero en verdad, es un soplo en el hombre, es el espíritu de Sadday lo que hace inteligente. (Job 32, 8)

  • Mi corazón dará palabras cuerdas, la pura verdad dirán mis labios. (Job 33, 3)

  • En verdad, Dios no hace el mal, no tuerce el derecho Sadday. (Job 34, 12)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina