Löydetty 2424 Tulokset: pueblo de Judá

  • Así consiguieron excitar al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y llegando de improviso, lo arrestaron y lo llevaron ante el Sanedrín. (Hechos 6, 12)

  • Pero yo juzgaré al pueblo que los esclavizará-dice el Señor- y después quedarán en libertad y me tributarán culto en este mismolugar. (Hechos 7, 7)

  • Al acercarse el tiempo en que debía cumplirse la promesa que Dios había hecho a Abraham, el pueblo creció y se multiplicóen Egipto, (Hechos 7, 17)

  • Este rey, empleando la astuciacontra nuestro pueblo, maltratóa nuestros padres y los obligó a que abandonaran a sus hijos recién nacidos para que no sobrevivieran. (Hechos 7, 19)

  • Yo he visto la opresión de mi Pueblo que está en Egipto, he oído sus gritos de dolor, y por eso he venido a librarlos. Ahora prepárate, porque he decidido enviarte a Egipto". (Hechos 7, 34)

  • Y cuando el pueblo estaba congregadoen el desierto, él hizo de intermediario en el monte Sinaí, entre el ángel que le habló y nuestros padres, y recibió las palabras de vida que luego nos comunicó. (Hechos 7, 38)

  • El Señor le respondió: «Ve a buscarlo, porque es un instrumento elegido por mí para llevar mi Nombre a todas las naciones, a los reyes y al pueblo de Israel. (Hechos 9, 15)

  • Era un hombre piadoso y temeroso de Dios, lo mismo que toda su familia; hacía abundantes limosnas al pueblo y oraba a Dios sin cesar. (Hechos 10, 2)

  • no a todo el pueblo, sino a testigos elegidos de antemano por Dios: a nosotros, que comimos y bebimos con él, después de su resurrección. (Hechos 10, 41)

  • Y nos envió a predicar al pueblo, y a atestiguar que él fue constituido por Dios Juez de vivos y muertos. (Hechos 10, 42)

  • Después de arrestarlo, lo hizo encarcelar, poniéndolo bajo la custodia de cuatro relevos de guardia, de cuatro soldados cada uno. Su intención era hacerlo comparecer ante el pueblo después de la Pascua. (Hechos 12, 4)

  • Pedro, volviendo en sí, dijo: «Ahora sé que realmente el Señor envió a su Ángel y me libró de las manos de Herodes y de todo cuanto esperaba el pueblo judío». (Hechos 12, 11)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina