Löydetty 22 Tulokset: plagas divinas

  • Porque esta vez estoy dispuesto a enviar todas mis plagas contra ti, contra tus servidores y contra todo tu pueblo, para que sepas que no hay nadie como yo en toda la tierra. (Exodo 9, 14)

  • El Señor apartará de ti toda enfermedad, y no te infligirá ninguna de esas plagas malignas que envió sobre Egipto, y que tú ya conoces. Las tendrá reservadas, en cambio, para aquellos que te odian. (Deuteronomio 7, 15)

  • Él hará recaer sobre ti todas las plagas de Egipto, esas que tanto te horrorizaron. (Deuteronomio 28, 60)

  • ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de este dios poderoso? Este es el dios que castigó a los egipcios con toda clase de plagas en el desierto. (I Samuel 4, 8)

  • Ellos, por su parte, clamaron a su Dios, y él castigó al país de Egipto con plagas irremediables; por eso los egipcios los expulsaron. (Judit 5, 12)

  • ¡Montañas divinas, montañas de Basán, montañas escarpadas, montañas de Basán! (Salmos 68, 16)

  • Porque no se violan en vano las leyes divinas: así lo va a demostrar la etapa siguiente. (II Macabeos 4, 17)

  • Convertiré esta ciudad en una devastación y en un motivo de estupor: todo el que pase junto a ella quedará pasmado y silbará de estupor al ver todas sus plagas. (Jeremías 19, 8)

  • Edóm se convertirá en una devastación; todo el que pase junto a ella quedará pasmado, y silbará de estupor al ver todas sus plagas. (Jeremías 49, 17)

  • El año treinta, el día quinto del cuarto mes, mientras me encontraba en medio de los deportados, a orillas del río Quebar, se abrió el cielo y tuve visiones divinas. (Ezequiel 1, 1)

  • ¿Y yo voy a rescatarlos del poder del Abismo? ¿Voy a redimirlos de la muerte? ¿Dónde está, Muerte, tu pestilencia? ¿Dónde están tus plagas, Abismo? La compasión se oculta a mis ojos. (Oseas 13, 14)

  • Una tercera parte de los hombres fue exterminada por estas tres plagas: el fuego, el humo y el azufre que salía de la boca de los caballos. (Apocalipsis 9, 18)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina