Löydetty 309 Tulokset: llamado de samuel

  • Su suegra le preguntó: "¿Dónde has ido hoy a recoger espigas? ¿Dónde estuviste trabajando? ¡Bendito sea el que se interesó por ti!". Rut contó a su suegra con quién había estado trabajando y le dijo: "Estuve trabajando en el campo de un hombre llamado Booz". (Rut 2, 19)

  • Ana concibió, y a su debido tiempo dio a luz un hijo, al que puso el nombre de Samuel, diciendo: "Se lo he pedido al Señor". (I Samuel 1, 20)

  • Samuel servía en la presencia del Señor; era un niño, y llevaba ceñido el efod de lino. (I Samuel 2, 18)

  • El Señor intervino en favor de Ana, y ella concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas. Mientras tanto, el joven Samuel crecía junto al Señor. (I Samuel 2, 21)

  • En cambio, el joven Samuel iba creciendo, y era apreciado por Dios y por los hombres. (I Samuel 2, 26)

  • El joven Samuel servía al Señor en la presencia de Elí. La palabra del Señor era rara en aquellos días, y la visión no era frecuente. (I Samuel 3, 1)

  • La lámpara de Dios aún no se había apagado, y Samuel estaba acostado en el Templo del Señor, donde se encontraba el Arca de Dios. (I Samuel 3, 3)

  • El Señor llamó a Samuel, y él respondió: "Aquí estoy". (I Samuel 3, 4)

  • Samuel fue corriendo adonde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, porque me has llamado". Pero Elí le dijo: "Yo no te llamé; vuelve a acostarte". Y él se fue a acostar. (I Samuel 3, 5)

  • El Señor llamó a Samuel una vez más. Él se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, porque me has llamado". Elí le respondió: "Yo no te llamé, hijo mío; vuelve a acostarte". (I Samuel 3, 6)

  • Samuel aún no conocía al Señor, y la palabra del Señor todavía no le había sido revelada. (I Samuel 3, 7)

  • El Señor llamó a Samuel por tercera vez. Él se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, porque me has llamado". Entonces Elí comprendió que era el Señor el que llamaba al joven, (I Samuel 3, 8)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina