Löydetty 60 Tulokset: brazos
Cada uno de estos brazos tendrán tres adornos en forma de flor de almendro, los tres con un cáliz, un botón y una flor. (Exodo 25, 33)
un botón irá debajo de los dos primeros brazos que salen de él, el otro estará debajo de los dos siguientes, y un tercero, debajo de los dos últimos. (Exodo 25, 35)
De sus lados salían seis brazos: tres de un lado y tres del otro. (Exodo 37, 18)
Cada uno de estos brazos tenía tres adornos en forma de flor de almendro, los tres con un cáliz, un botón y una flor. (Exodo 37, 19)
distribuidos de esta manera: un botón iba debajo de los dos primeros brazos que salían de él, otro estaba debajo de los dos siguientes, y un tercero, debajo de los dos últimos. (Exodo 37, 21)
Si tu hermano -el hijo de tu padre o de tu madre- tu hijo o tu hija, la esposa que duerme en tus brazos, o tu amigo más íntimo, trata de seducirte en secreto, diciendo: "Vamos a servir a otros dioses", que ni tú ni tus padres conocieron (Deuteronomio 13, 7)
El más fino y delicado entre los hombres de tu pueblo mirará con odio a su hermano, a la esposa que dormía en sus brazos y a los hijos que todavía le queden, (Deuteronomio 28, 54)
El Dios de los tiempos antiguos es un refugio, y sus brazos obran desde siempre aquí abajo. Él expulsó a tus enemigos delante de ti y ordenó: ¡Extermina! (Deuteronomio 33, 27)
La mujer se puso a llorar en brazos de Sansón, y le dijo: "Tú no sientes ningún cariño por mí. Has propuesto una adivinanza a mis compatriotas, y no has querido darme la solución". "No se la di a mi padre ni a mi madre, le respondió él, ¿y te la voy a dar a ti?". (Jueces 14, 16)
Cuando estaban por llegar a Lejí, los filisteos le salieron al encuentro dando gritos de triunfo. Entonces el espíritu del Señor se apoderó de él: las cuerdas que sujetaban sus brazos fueron como hilos de lino quemados por el fuego y las ataduras se deshicieron entre sus manos. (Jueces 15, 14)
Dalila tomó unas cuerdas nuevas y lo ató con ellas. Luego gritó: "¡Sansón, los filisteos se te vienen encima!". En la habitación había gente emboscada, pero el rompió las cuerdas de sus brazos como si fueran un hilo. (Jueces 16, 12)
te entregué la casa de tu señor y puse a sus mujeres en tus brazos; te di la casa de Israel y de Judá, y por si esto fuera poco, añadiría otro tanto y aún más. (II Samuel 12, 8)