Löydetty 3037 Tulokset: ana
se constituye, no según la disposición de una ley meramente humana, sino según el poder de una vida indestructible. (Hebreos 7, 16)
Pero el culto que ellos celebran es una imagen y una sombra de las realidades celestiales, como Dios advirtió a Moisés cuando este iba a construir la Morada, diciéndole: Tienes que hacerlo todo conforme al modelo que te fue mostrado en la montaña. (Hebreos 8, 5)
Allí estaban el altar de oro para los perfumes y el Arca de la Alianza, toda recubierta de oro, en la cual había un cofre de oro con el maná, la vara de Aarón que había florecido y las Tablas de la Alianza. (Hebreos 9, 4)
Cristo, en cambio, ha venido como Sumo Sacerdote de los bienes futuros. Él, a través de una Morada más excelente y perfecta que la antigua -no construida por manos humanas, es decir, no de este mundo creado- (Hebreos 9, 11)
Efectivamente, cuando Moisés promulgó delante de todo el pueblo cada uno de los mandamientos escritos en la Ley, tomó la sangre de novillos y chivos -junto con el agua, la lana escarlata y el hisopo- y roció el Libro y también a todo el pueblo, (Hebreos 9, 19)
Cristo, en efecto, no entró en un Santuario erigido por manos humanas -simple figura del auténtico Santuario- sino en el cielo, para presentarse delante de Dios en favor nuestro. (Hebreos 9, 24)
Y luego añade: Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad. Así declara abolido el primer régimen para establecer el segundo. (Hebreos 10, 9)
Por la fe, celebró la primera Pascua e hizo la primera aspersión de sangre, a fin de que el Exterminadorno dañara a los primogénitos de Israel. (Hebreos 11, 28)
Ya que el mundo no era digno de ellos, tuvieron que vagar por desiertos y montañas, refugiándose en cuevas y cavernas. (Hebreos 11, 38)
Que no haya ningún impúdico ni profanador, como Esaú, que vendió su derecho a la primogeniturapor un plato de comida. (Hebreos 12, 16)
Porque no podían soportar esta prescripción: Cualquiera que toque la montaña será apedreado, incluso los animales. (Hebreos 12, 20)
Ustedes, en cambio, se han acercado a la montaña de Sión, a la Ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a una multitud de ángeles, a una fiesta solemne, (Hebreos 12, 22)