Löydetty 108 Tulokset: adorar a baal

  • Suprimió a los sacerdotes que habían establecido los reyes de Judá para quemar incienso en los lugares altos, en las ciudades de Judá y en los alrededores de Jerusalén, y a los que quemaban incienso a Baal, al sol, a la luna, a los signos del zodíaco y a todo el Ejército de los cielos. (II Reyes 23, 5)

  • Cuando murió Saúl, lo sucedió Baal Janán, hijo de Acbor. (I Crónicas 1, 49)

  • Cuando murió Baal Janán, hijo de Acbor, lo sucedió Hadad; el nombre de su ciudad era Pai, y el nombre de su mujer, Mehetabel, hija de Matred, que a su vez, era hija de Mezahab. (I Crónicas 1, 50)

  • el hijo de Simei, Micá; el hijo de Micá, Reaías; el hijo de Reaías, Baal; (I Crónicas 5, 5)

  • el hijo de Baal, Beerá, a quien Tiglat Piléser, rey de Asiria, llevó cautivo. Este era jefe de los Rubenitas. (I Crónicas 5, 6)

  • y Belá, hijo de Azaz, hijo de Sema, hijo de Joel. Estos habitaban en Aroer y se extendían hasta Nebo y Baal Meón. (I Crónicas 5, 8)

  • Los hijos de la mitad de la tribu de Manasés se establecieron en el país, desde Basán hasta Baal Hermón, Senir y la montaña del Hermón. Ellos eran muy numerosos. (I Crónicas 5, 23)

  • Su hijo primogénito fue Abdón; los otros fueron Sur, Quis, Baal, Ner, Nadab, (I Crónicas 8, 30)

  • Su hijo primogénito fue Abdón, y los otros, Sur, Quis, Baal, Ner, Nadab, (I Crónicas 9, 36)

  • Ellos subieron a Baal Perasím, y allí David los derrotó. Entonces dijo: "Dios ha abierto ante mí una brecha entre mis enemigos, como una brecha abierta por las aguas". Por eso se llamó a ese lugar Baal Perasím -que significa "Señor de las Brechas"- . (I Crónicas 14, 11)

  • Baal Janán, de Guéder, el encargado de los olivares y los sicomoros de la Sefelá. Joás, el encargado de los depósitos de aceite. (I Crónicas 27, 28)

  • Luego, todo el pueblo se dirigió al templo de Baal, lo derribó y destrozó sus altares y sus imágenes. Y a Matán, el sacerdote de Baal, lo mataron delante de los altares. (II Crónicas 23, 17)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina