Löydetty 488 Tulokset: Primer Libro de Samuel

  • Por eso, sean cada vez más constantes en observar y en cumplir todo lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés, sin desviarse de él ni a la derecha ni a la izquierda, (Josué 23, 6)

  • Después puso por escrito estas palabras en el libro de la Ley de Dios. Además tomó una gran piedra y la erigió allí, al pie de la encina que está en el Santuario del Señor. (Josué 24, 26)

  • Los israelitas clamaron al Señor, y él hizo surgir un salvador que los libró. Este fue Otniel, hijo de Quenaz y hermano menor de Caleb. (Jueces 3, 9)

  • Mi padre combatió por ustedes, arriesgó su vida y los libró del poder de Madián, (Jueces 9, 17)

  • Y como ella tenía a unos hombres emboscados en la habitación, le gritó: "¡Sansón, los filisteos se te vienen encima!". Pero él rompió las cuerdas de arco como se rompe un cordón de estopa al primer contacto con el fuego. Y no se descubrió el secreto de su fuerza. (Jueces 16, 9)

  • De esta manera, la tropa israelita recobró el valor y volvió a disponer sus filas para el combate en el mismo lugar que el primer día. (Jueces 20, 22)

  • y entonces ellos presentarían batalla. Cuando Benjamín comenzó a matar a algunos israelitas, unos treinta hombres en total, pensó: "Ya los tenemos completamente derrotados, como en el primer combate". (Jueces 20, 39)

  • Ana concibió, y a su debido tiempo dio a luz un hijo, al que puso el nombre de Samuel, diciendo: "Se lo he pedido al Señor". (I Samuel 1, 20)

  • Samuel servía en la presencia del Señor; era un niño, y llevaba ceñido el efod de lino. (I Samuel 2, 18)

  • El Señor intervino en favor de Ana, y ella concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas. Mientras tanto, el joven Samuel crecía junto al Señor. (I Samuel 2, 21)

  • En cambio, el joven Samuel iba creciendo, y era apreciado por Dios y por los hombres. (I Samuel 2, 26)

  • El joven Samuel servía al Señor en la presencia de Elí. La palabra del Señor era rara en aquellos días, y la visión no era frecuente. (I Samuel 3, 1)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina