Löydetty 113 Tulokset: Monte de los Olivos

  • Porque de Jerusalén saldrá un resto, y del monte Sión, algunos sobrevivientes. El celo del Señor de los ejércitos hará todo esto. (Isaías 37, 32)

  • Pondré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos silvestres; plantaré en la estepa cipreses, junto con olmos y pinos, (Isaías 41, 19)

  • porque el monte Sión está desolado y los zorros se pasean por él. (Lamentaciones 5, 18)

  • Entonces, todo el que invoque el nombre del Señor se salvará, porque sobre el monte Sión y en Jerusalén se encontrará refugio, como lo ha dicho el Señor, y entre los sobrevivientes estarán los que llame el Señor. (Joel 3, 5)

  • Dios viene de Temán, y el Santo, del monte Parán. Su majestad cubre los cielos, Pausa y su alabanza llena la tierra. (Habacuc 3, 3)

  • A su lado hay dos olivos: uno a la derecha y otro a la izquierda del recipiente". (Zacarías 4, 3)

  • Entonces tomé la palabra y le dije: "¿Qué son esos dos olivos, a la derecha y a la izquierda del candelabro?". (Zacarías 4, 11)

  • Aquel día, sus pies se asentarán sobre el monte de los Olivos, que está frente a Jerusalén, hacia el este. El monte de los Olivos se partirá por la mitad, de este a oeste, formando un inmenso valle: una mitad de la montaña se retirará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur. (Zacarías 14, 4)

  • Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado. (Mateo 17, 1)

  • Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos». (Mateo 17, 9)

  • Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió a dos discípulos, (Mateo 21, 1)

  • Cuando llegó al monte de los Olivos, Jesús se sentó y sus discípulos le preguntaron en privado: «¿Cuándo sucederá esto y cuál será la señal de tu Venida y del fin del mundo?». (Mateo 24, 3)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina