Löydetty 364 Tulokset: sangre
Untarás en su sangre y con ella tocarás los cuatro cuernos, los ángulos del zócalo y el borde; así harás la expiación del altar. (Ezequiel 43, 20)
que cometían cuando hacían entrar a extranjeros incircuncisos de corazón y de carne. Entraban en mi santuario y lo profanaban cuando ustedes me ofrecían mi comida de grasa y de sangre. Ustedes rompieron mi alianza con todos esos horrores, al encargarles el servicio de mi santuario. Y ahora, (Ezequiel 44, 7)
Pero quienes se acerquen a mí para servirme y estén ante mí para presentarme la grasa y la sangre serán los sacerdotes levitas descendientes de Sadoc -palabra de Yavé- porque mantuvieron las leyes de mi santuario cuando los Israelitas se apartaban lejos de mí. (Ezequiel 44, 15)
El sacerdote untará en la sangre de la víctima por el pecado y rociará los montantes de la puerta de la Casa, los cuatro ángulos del zócalo del altar y los montantes de las puertas del patio interior. (Ezequiel 45, 19)
Yavé entonces le dijo: «Ponle el nombre de Jezrael, porque dentro de poco haré pagar a los reyes de la familia de Jehú la sangre que derramó en Jezrael y no habrá más reyes en Israel. (Oseas 1, 4)
Galaad, ciudad de malhechores, está llena de huellas de sangre. (Oseas 6, 8)
pero Efraím lo ha colmado con sus provocaciones; por eso hará que recaiga sobre él la sangre que ha derramado, y su Señor le devolverá las ofensas que le ha hecho. (Oseas 12, 15)
Daré a ver señales en el cielo, y en la tierra habrá sangre, fuego y nubes de humo. (Joel 3, 3)
El sol se cambiará en tinieblas y la luna en sangre cuando se acerque el día de Yavé, día grande y terrible. (Joel 3, 4)
Egipto quedará todo en ruinas y Edom en un desierto desolado, por la violencia que cometieron contra los hijos de Judá, porque derramaron sangre inocente en su tierra. (Joel 4, 19)
Pero Judá será habitado para siempre, y Jerusalén, de generación en generación. No me quedaré indiferente sino que vengaré la sangre, pues sepan queYavé habita en Sión.» (Joel 4, 20)
Sión se está edificando sobre sangre, y Jerusalén, en base a crímenes. (Miqueas 3, 10)