Löydetty 144 Tulokset: fuerte

  • de aquellas terribles pruebas que vieron tus ojos, y de los prodigios y señales, de la mano fuerte y de los grandes golpes con que te libertó Yavé, tu Dios. (Deuteronomio 7, 19)

  • Porque Yavé es el Dios de los dioses y el Señor de los señores, el Dios grande, el Dios fuerte y terrible, el que da un trato igual a todos y no se deja comprar con regalos. (Deuteronomio 10, 17)

  • Sea él preferido entre sus hermanos y meta sus pies en el aceite. Sean de hierro y bronce tus cerrojos. Seas fuerte mientras vivas. (Deuteronomio 33, 25)

  • También los amorreos se mantuvieron en Har-Jerés, en Ayalón y en Selebín, pero cuando la tribu de José se sintió más fuerte, los obligó a pagar impuestos. (Jueces 1, 35)

  • ¡Que los sobrevivientes del pueblo dominen a sus opresores! ¡Que Yavé esté conmigo más fuerte que los valientes! (Jueces 5, 13)

  • Había en medio de la ciudad una torre fuerte, y en ella se refugiaron todos los hombres y mujeres, todos los habitantes de la ciudad. Cerraron por dentro y subieron a la terraza de la torre. (Jueces 9, 51)

  • Les dijo: «Del que come salió la comida, y del fuerte salió la dulzura.» Después de tres días no habían acertado la adivinanza. (Jueces 14, 14)

  • El séptimo día, antes de que entrara al departamento de los esposos, la gente de la ciudad dijo a Sansón: «¿Qué hay más dulce que la miel y qué más fuerte que el león?» El les respondió: «Si no hubieran arado con mi novilla, no habrían acertado mi adivinanza.» (Jueces 14, 18)

  • Cuando el Arca de Yavé llegó al campamento, todos los israelitas se pusieron a avivarla tan fuerte que la tierra temblaba. (1 Samuel 4, 5)

  • Si es más fuerte que yo y me mata, nosotros seremos sus esclavos, pero si yo soy más fuerte y lo mato, entonces ustedes serán nuestros esclavos y nos servirán.» (1 Samuel 17, 9)

  • Y en seguida empezó a latirle fuerte el corazón por haberle cortado la punta del manto de Saúl, (1 Samuel 24, 6)

  • Y la mujer vio a Samuel. Lanzó un grito fuerte y dijo a Saúl: «¿Por qué me has engañado? ¡Tú eres Saúl!» (1 Samuel 28, 12)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina