Löydetty 152 Tulokset: el buen pastor

  • Después dio a luz a Abel, el hermano de Caïn. Abel fue pastor de ovejas, mientras que Caín labraba la tierra. (Génesis 4, 2)

  • e hincándome de rodillas, adoré a Yavé, bendiciendo al Dios de mi patrón Abrahán, que me había conducido por el buen camino para conseguir para su hijo a la hija del hermano de mi patrón. (Génesis 24, 48)

  • Y dijo: «Me ha hecho Dios un buen regalo. Ahora mi marido cohabitará conmigo, porque le he dado seis hijos.» Y le llamó Zabulón. (Génesis 30, 20)

  • Luego bendijo a José diciendo: «Que el Dios ante el cual caminaron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que ha sido mi pastor desde el día en que nací hasta hoy, (Génesis 48, 5)

  • Encontró un buen lugar de descanso, y como vio que el país era agradable. inclinó su espalda a la carga: pasará a ser esclavo. (Génesis 49, 15)

  • pero su arco se ha mantenido firme y sus brazos no han aflojado, por la mano del Fuerte de Jacob, por el Pastor y la Roca de Israel, (Génesis 49, 24)

  • y aceite para mantener las lámparas; aromas para componer el óleo de la unción y perfumes de buen olor; (Exodo 25, 6)

  • para que salga y entre al frente de ellos. El los hará salir y entrar, y con esto el pueblo de Yavé no se parecerá a un rebaño sin pastor.» (Números 27, 17)

  • Comerás hasta satisfacerte y bendecirás a Yavé por el buen país que te dio. (Deuteronomio 8, 10)

  • Noemí replicó: «Quédate tranquila hasta que veas en qué termina esto, pues estoy segura de que él agotará todos los medios para llevarlo a buen fin hoy mismo.» (Rut 3, 18)

  • Se levantó David de madrugada, dejó su rebaño encargado a un pastor y, tomando las cosas, se fue como le había mandado su padre. Y llegó al campamento justo cuando el ejército salía para ponerse en posición de ataque lanzando el grito de guerra. (1 Samuel 17, 20)

  • Tomó, en cambio, su bastón, escogió en el río cinco piedras lisas y las colocó en su bolsa de pastor. Luego avanzó hacia el filisteo con la honda en la mano. (1 Samuel 17, 40)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina