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El ángel le dijo: "Agarra al pez y no lo dejes escapar". Tobías lo agarró y lo sacó a tierra. (Tobías 6, 3)
"Abre el pez -le dijo el ángel-, quítale la hiel, el corazón y el hígado y guárdalos; tira las tripas. La hiel, el corazón y el hígado son medicinas excelentes". (Tobías 6, 4)
Tobías preguntó al ángel: "Hermano Azarías, ¿para qué sirve la medicina que hay en el corazón, en el hígado y en la hiel del pez?". (Tobías 6, 7)
El ángel respondió: "¿No recuerdas los consejos de tu padre, que te recomendaba casarte con una mujer de su familia? Hermano, no te preocupes por el demonio, y cásate con ella. Te aseguro que esta noche será tu esposa. (Tobías 6, 16)
Tobías llamó al ángel y le dijo: "Toma como salario la mitad de todo lo que has traído y vete en paz". (Tobías 12, 5)
Entonces el ángel llamó a los dos aparte y les dijo: "Bendecid a Dios y dadle gracias, honradle y alabadle ante todo el mundo porque os ha colmado de bienes. Bendecidle y cantad himnos a su nombre. Dad a conocer a todos los hombres las obras de Dios, como es justo, y no os canséis de darle gracias. (Tobías 12, 6)
Bendecían y cantaban a Dios y le daban gracias por las maravillas que había hecho, porque se les había aparecido un ángel de Dios. (Tobías 12, 22)
Conforme a las órdenes recibidas de su señor, contó ciento veinte mil guerreros escogidos para la lucha y doce mil arqueros de a caballo, (Judit 2, 15)
"No tememos a los israelitas, pues es un pueblo sin fuerza y sin poder para una lucha dura. (Judit 5, 23)
Por eso, si no quieres, señor, que perezca ninguno de los tuyos, no los ataques en lucha ordenada. (Judit 7, 11)
Ester habló: "Te vi, señor, como un ángel de Dios, y mi corazón se turbó por el miedo de tu majestad. (Ester 15, 16)
Mas si hay entonces junto a él un ángel, un mediador, uno entre mil, que enseñe al hombre su deber, (Job 33, 23)