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Enseñaron tus preceptos a Jacob y tu ley a Israel. Hacen subir el incienso hasta tu rostro y ponen los holocaustos sobre tu altar. (Deuteronomio 33, 10)
Que el libro de esta ley esté siempre en tu boca; medítalo día y noche para cumplir exactamente todo lo que está escrito en él. De este modo serás afortunado en todas tus empresas y tendrás éxito. (Josué 1, 8)
como Moisés, siervo del Señor, había ordenado a los israelitas, según está escrito en el libro de la ley de Moisés: "Un altar de piedras sin labrar". Sobre él ofrecieron holocaustos al Señor y presentaron sacrificios de reconciliación. (Josué 8, 31)
Allí escribió Josué sobre las piedras una copia del libro de la ley que Moisés había escrito para los israelitas. (Josué 8, 32)
Después Josué leyó todas las palabras del libro de la ley, la bendición y la maldición, conforme está escrito en el libro de la ley. (Josué 8, 34)
Pero poned sumo empeño en cumplir los mandamientos y la ley que os mandó Moisés, siervo del Señor, en amar al Señor, vuestro Dios, seguir sus caminos, observar sus mandamientos, permanecer unidos a él y en servirlo con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma". (Josué 22, 5)
"Esforzaos por cumplir todo lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, para que no os apartéis de ella ni a la derecha ni a la izquierda; (Josué 23, 6)
Aquel día Josué hizo un pacto con el pueblo, le impuso leyes y preceptos en Siquén. (Josué 24, 25)
Y escribió estas palabras en el libro de la ley de Dios. Tomó después una gran piedra y la levantó allí, debajo de la encina que había en el santuario del Señor. (Josué 24, 26)
Y a partir de aquel día esto se convirtió en ley y norma para Israel hasta el día de hoy. (I Samuel 30, 25)
Todas sus leyes han estado en mí, y no aparté de mí sus mandamientos. (II Samuel 22, 23)
Observa los preceptos del Señor, tu Dios, caminando por sus sendas, guardando sus mandamientos, sus preceptos, sus decretos y normas, según está escrito en la ley de Moisés, a fin de que tengas éxito en cuanto hagas y emprendas, (I Reyes 2, 3)