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Para los asuntos religiosos, ahí tenéis a Amarías, el sacerdote jefe; y para los asuntos civiles, a Zebadías, hijo de Ismael, jefe de la casa de Judá. Y como secretarios, tenéis a los levitas. Ánimo y manos a la obra; el Señor estará siempre con el bueno". (II Crónicas 19, 11)
Ofreció sacrificios y quemó ofrendas en los altozanos, en las colinas y bajo cualquier árbol frondoso. (II Crónicas 28, 4)
Un gran número de personas de Efraín, de Manasés, de Isacar y de Zabulón no se habían purificado, es decir, comieron la víctima pascual sin conformarse a lo prescrito, pero Ezequías oró por ellos así: "El Señor, que es bueno, perdone (II Crónicas 30, 18)
Ésta es la obra de Ezequías en todo Judá; hizo lo que es bueno, recto y fiel a los ojos del Señor, su Dios. (II Crónicas 31, 20)
Alababan y daban gracias al Señor, y se respondía: "Porque es bueno, porque es eterno su amor a Israel". Y todo el pueblo prorrumpía en fuertes gritos de júbilo alabando al Señor porque se habían echado los cimientos del templo del Señor. (Esdras 3, 11)
Les diste tu espíritu bueno para instruirlos; no negaste el maná a su boca y les procuraste agua para calmar su sed. (Nehemías 9, 20)
Mujer, deja esas ideas; no te angusties por ellos. Un ángel bueno le acompañará; el viaje será feliz, y volverá sano y salvo". (Tobías 5, 22)
Es hija única. El pariente más próximo eres tú y el que tiene más derecho que nadie a casarse con ella y heredar los bienes de su padre. Es una joven sensata, valiente, muy hermosa, y su padre es muy bueno. (Tobías 6, 12)
Ragüel entonces se levantó, lo abrazó y se echó a llorar. Después le dijo: "Bendito seas, joven, hijo de un padre tan bueno. ¡Qué pena que un hombre tan honrado y tan caritativo se haya quedado ciego!". Abrazó de nuevo a Tobías, y se puso a llorar. (Tobías 7, 6)
A buena hora se pusieron en camino y llegaron a la boda. Al entrar en casa de Ragüel, encontraron a Tobías sentado a la mesa. Se levantó y saludó a Gabael, que se echó a llorar y lo bendijo así: "¡Hombre bueno y honrado, hijo de un hombre honrado, justo y limosnero! Que el Señor te bendiga con bendiciones celestiales a ti, a tu mujer, a su padre y a su madre. Bendito sea Dios, que he visto a Tobías tan parecido a mi primo Tobit". (Tobías 9, 6)
Tobit contestaba: "Cálmate, mujer; no te preocupes, que está bueno y salvo. Le habrá salido algún imprevisto; pero el hombre que le acompañaba es persona de confianza y uno de nuestros compatriotas. No te entristezcas, mujer, que pronto llegará". (Tobías 10, 6)
Bueno es guardar el secreto del rey, pero hay que celebrar y publicar las obras de Dios. Haced el bien, y no os ocurrirá ninguna desgracia. (Tobías 12, 7)