Fundar 16 Resultados para: guerrero

  • ¡Un guerrero Yahveh, Yahveh es su nombre! (Exodo 15, 3)

  • ¡«Será que han cogido botín y lo reparten: una doncella, dos doncellas para cada guerrero; botín de paños de colores para Sísara, botín de paños de colores; un manto, dos mantos bordados para mi cuello!» (Jueces 5, 30)

  • cuando el Angel de Yahveh se le apareció y le dijo: «Yahveh contigo, valiente guerrero.» (Jueces 6, 12)

  • Jefté el galaadita, era un valiente guerrero. Era hijo de una prostituta. Y era Galaad el que había engendrado a Jefté. (Jueces 11, 1)

  • Tomó la palabra uno de los servidores y dijo: «He visto a un hijo de Jesé el belemita que sabe tocar; es valeroso, buen guerrero, de palabra amena, de agradable presencia y Yahveh está con él.» (I Samuel 16, 18)

  • Abre en mí brecha sobre brecha, irrumpe contra mí como un guerrero. (Job 16, 14)

  • ¡Flechas de guerrero afiladas con brasas de retama! (Salmos 120, 4)

  • y cuando vio aquel poderoso ejército, oró diciendo: «Bendito seas, Salvador de Israel, que quebraste el ímpetu del poderoso guerrero por mano de tu siervo David y entregaste el ejército de los filisteos en manos de Jonatán, hijo de Saúl, y de su escudero. (I Macabeos 4, 30)

  • Hemos oído que eres un valiente guerrero y digno de ser amigo nuestro. (I Macabeos 10, 19)

  • tu Palabra omnipotente, cual implacable guerrero, saltó del cielo, desde el trono real, en medio de una tierra condenada al exterminio. Empuñando como afilada espada tu decreto irrevocable, (Sabiduría 18, 15)

  • Dos cosas entristecen mi corazón y la tercera me produce mal humor: el guerrero que desfallece de indigencia, los inteligentes cuando son menospreciados, y el que de la justicia al pecado reincide: el Señor le destina a la espada. (Eclesiástico 26, 28)

  • Pues invocó al Señor Altísimo, que a su diestra dio vigor, para aniquilar a un potente guerrero, y realzar el cuerno de su pueblo. (Eclesiástico 47, 5)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina