Fundar 83 Resultados para: bendición

  • De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición. (Génesis 12, 2)

  • ¡A ver si me palpa mi padre, y le parece que estoy mofándome de él! ¡Entonces me habré buscado una maldición en vez de una bendición!» (Génesis 27, 12)

  • Díjole éste: «Ha venido astutamente tu hermano, y se ha llevado tu bendición.» (Génesis 27, 35)

  • Dijo Esaú: «Con razón se llama Jacob, pues me ha suplantado estas dos veces: se llevó mi primogenitura, y he aquí que ahora se ha llevado mi bendición.» Y añadió: «¿No has reservado alguna bendición para mí?» (Génesis 27, 36)

  • Dijo Esaú a su padre: «¿Es que tu bendición es única, padre mío? ¡Bendíceme también a mí, padre mío!» Isaac guardó silencio y Esaú alzó la voz y rompió a llorar. (Génesis 27, 38)

  • Esaú se enemistó con Jacob a causa de la bendición con que le había bendecido su padre; y se dijo Esaú: «Se acercan ya los días del luto por mi padre. Entonces mataré a mi hermano Jacob.» (Génesis 27, 41)

  • Que te dé la bendición de Abraham a ti y a tu descendencia, para que te hagas dueño de la tierra donde has vivido y que Dios ha dado a Abraham.» (Génesis 28, 4)

  • Desde entonces le encargó de toda su casa y de todo lo que tenía, y Yahveh bendijo la casa del egipcio en atención a José, extendiéndose la bendición de Yahveh a todo cuanto tenía en casa y en el campo. (Génesis 39, 5)

  • Todas estas son las tribus de Israel, doce en total, y esto es lo que les dijo su padre, bendiciéndoles a cada uno con su bendición correspondiente. (Génesis 49, 28)

  • Y dijo Moisés: «Hoy habéis recibido la investidura como sacerdotes de Yahveh, cada uno a costa de vuestros hijos y vuestros hermanos, para que él os dé hoy la bendición.» (Exodo 32, 29)

  • Yo os mandaré mi bendición en el año sexto, de modo que producirá para tres años; (Levítico 25, 21)

  • Yahveh separó entonces a la tribu de Leví para llevar el arca de la alianza de Yahveh, sirviéndole y dando la bendición en su nombre hasta el día de hoy. (Deuteronomio 10, 8)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina