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Cuanto a los judíos de Susa, que se habían reunido los días trece y catorce, descansaron el día quince, convirtiéndolo en un día de alegres festines. (Ester 9, 18)
Por eso, los judíos diseminados en las ciudades no fortificadas celebran el día catorce del mes de Adar con alegres festines, como día de fiesta, y se envían recíprocos regalos, (19-a) (Ester 9, 19)
Mardoqueo consignó por escrito todas estas cosas y envió cartas a los judíos de todas las provincias del rey Asuero tanto lejanos como próximos, (Ester 9, 20)
porque en tales días obtuvieron los judíos paz contra sus enemigos, y en este mes la aflicción se trocó en alegría y el llanto en festividad; que los convirtieran en días de alegres festines y mutuos regalos, y de donaciones a los pobres. (Ester 9, 22)
Los judíos adoptaron esta costumbre, que ya habían comenzado a observar y acerca de la cual les escribió Mardoqueo: (Ester 9, 23)
«Amán, hijo de Hamdatá, de Agag, enemigo de todos los judíos, había proyectado exterminar a los judíos y echó el "Pur", es decir, la suerte, para su ruina y exterminio. (Ester 9, 24)
Pero cuando se presentó al rey, para hacer ahorcar a Mardoqueo, su proyecto se volvió contra él, y los males que había meditado contra los judíos cayeron sobre su cabeza, siendo ahorcados él y sus hijos. (Ester 9, 25)
hicieron los judíos de estos días una institución irrevocable para sí, para sus descendientes y para todos los que se pasaron a ellos, conforme a este escrito y esta fecha, de año en año. (Ester 9, 27)
Así, estos días de los Purim, commemorados y celebrados de generación en generación, en todas las familias, en todas las provincias y en todas las ciudades, no desparecerán de entre los judíos, y su recuerdo no se perderá entre sus descendientes. (Ester 9, 28)
y se enviaron cartas a todos los judíos de las 127 provincias del rey Asuero, con palabras de paz y fidelidad, (Ester 9, 30)
Pues el judío mardoqueo era el segundo después del rey, persona importante entre los judíos, amado por la multitud de sus hermanos, preocupado por el bien de su pueblo y procurador de la paz de su raza. (Ester 10, 3)
Pero nosotros hemos comprobado que los judíos, condenados al exterminio por aquel hombre tres veces criminal, no son malhechores, sino que se gobiernan por leyes enteramente justas; (Ester 16, 15)