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Cuando la noticia llegó a los demás israelitas, todos, como un solo hombre, cayeron sobre ellos y los arrasaron hasta Jobai. También acudieron los de Jerusalén y los de toda la montaña, porque ya se habían enterado de lo ocurrido en el campamento. Además, los de Galaad y los de Galilea los acometieron por los flancos, causándoles un gran estrago, hasta más allá de Damasco y sus fronteras. (Judit 15, 5)
Los habitantes de Gaza fueron a pedirle clemencia y Jonatán hizo las paces con ellos, pero tomó como rehenes a los hijos de los jefes y los envió a Jerusalén. Luego atravesó el país en dirección a Damasco. (I Macabeos 11, 62)
Luego reanudó la marcha hacia Damasco y recorrió toda la región. (I Macabeos 12, 32)
Tu cuello es como una torre de marfil. Tus ojos, como las piscinas de Jesbón, junto a la puerta Mayor. Tu nariz es como la Torre del Líbano, centinela que mira hacia Damasco. (Cantar 7, 5)
Pero así habla el Señor: Eso no se realizará, eso no sucederá. y la cabeza de Damasco, Resín; y la cabeza de Samaría, el hijo de Remalías. Efraím será destrozado, y no será más un pueblo-. (Isaías 7, 7)
porque antes de que el niño aprenda a decir ‘papá’ y ‘mamá’, las riquezas de Damasco y el botín de Samaría serán llevados ante el rey de Asiria". (Isaías 8, 4)
¿No le pasó a Calnó lo mismo que a Carquemis? ¿No es Jamat como Arpad y Samaría como Damasco? (Isaías 10, 9)
Oráculo sobre Damasco. ¡Miren! Damasco ya no será una ciudad, se ha convertido en un montón de ruinas. (Isaías 17, 1)
Efraím perderá su plaza fuerte y Damasco, la realeza. El resto de Arám tendrá la misma suerte que la gloria de los hijos de Israel -oráculo del Señor de los ejércitos-. (Isaías 17, 3)
Para Damasco. Jamat y Arpad están avergonzadas, porque han oído una mala noticia; su corazón se deshace de ansiedad, no puede calmarse. (Jeremías 49, 23)
Damasco desfallece, emprende la huida, la asalta el terror, es presa de la angustia y los dolores como una parturienta. (Jeremías 49, 24)
Yo prenderé fuego a la fortaleza de Damasco y él devorará los palacios de Ben Hadad. (Jeremías 49, 27)