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  • "Di a los israelitas que me ofrezcan tributos. Vosotros los recogeréis de todo aquel que los entregue de todo corazón. (Exodo 25, 2)

  • Éstos serán los tributos que podréis recoger: oro, plata y bronce; (Exodo 25, 3)

  • Y todos los voluntarios, todos los de corazón generoso, vinieron con sus tributos al Señor, para la obra de la tienda de la reunión, para todo su servicio y para las vestiduras sagradas. (Exodo 35, 21)

  • sin contar el procedente del tráfico de los comerciantes y de los mercaderes, de todos los reyes de Arabia y de los gobernantes del país, los cuales pagaban al rey Salomón tributos de oro y plata. (II Crónicas 9, 14)

  • Más aún, los filisteos vinieron a ofrecer a Josafat tributos y regalos de plata. Los árabes llevaron al rey ganado menor: 7.700 carneros y otros tantos machos cabríos. (II Crónicas 17, 11)

  • Lo referente a sus hijos, a los subidos tributos y a la restauración del templo de Dios, está escrito en el comentario del libro de los reyes. Le sucedió su hijo Amasías. (II Crónicas 24, 27)

  • que ha habido en Jerusalén reyes poderosos cuyo dominio se extendía sobre todo el territorio de Transeufratina y que recibían tributos, impuestos y derechos de paso. (Esdras 4, 20)

  • Éstas son mis órdenes acerca de lo que debéis hacer con esos dirigentes judíos para la reconstrucción del templo de Dios: de los ingresos reales procedentes de los tributos de Transeufratina ha de proveerse puntualmente a esos hombres el dinero necesario para que no se interrumpan las obras. (Esdras 6, 8)

  • Pero se dio cuenta de que el dinero faltaba en el tesoro y que los tributos de la provincia habían bajado debido a las discordias y daños que él había causado en el país al suprimir las leyes vigentes desde antiguo. (I Macabeos 3, 29)

  • Llegó a preocuparse seriamente, y decidió personarse en Persia para cobrar los tributos de aquellas provincias y allegar dinero. (I Macabeos 3, 31)

  • Desde ahora y para siempre eximo a todos los judíos de los tributos, del impuesto de la sal y de las coronas. (I Macabeos 10, 29)

  • Jerusalén será ciudad santa y exenta de diezmos y tributos, igual que su territorio. (I Macabeos 10, 31)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina