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  • Si tus siervos han hallado gracia a tus ojos, danos en propiedad esta tierra y no nos hagas pasar el Jordán". (Números 32, 5)

  • Después dijo a su padre: "Concédeme esta gracia: déjame libre durante dos meses para ir por los montes con mis compañeras llorando mi virginidad". (Jueces 11, 37)

  • A pesar de todo, ahora el Señor nos ha concedido la gracia de dejarnos un resto y de darnos un asilo en su tierra santa. El Señor ha iluminado nuestros ojos y nos ha dado un respiro en medio de nuestra esclavitud. (Esdras 9, 8)

  • "Todos los servidores del rey y el pueblo de las provincias saben que cualquiera, hombre o mujer, que entre en el vestíbulo interno, sin haber sido llamado, cae bajo la ley inexorable que lo condena a muerte, a no ser que el rey, tendiendo hacia él su cetro de oro, le conceda la gracia de la vida. Hace ya treinta días que no me ha llamado". (Ester 4, 11)

  • Sí, el rey confía en el Señor, por la gracia del altísimo es inquebrantable. (Salmos 21, 8)

  • Eres el más hermoso de los hombres, la gracia corre por tus labios, porque Dios te ha bendecido para siempre. (Salmos 45, 3)

  • ¿Se habrá agotado su gracia para siempre?, ¿se acabó su promesa por todas las edades?; (Salmos 77, 9)

  • Dios, el Señor, es un sol y un escudo, el Señor da la gracia y la gloria; no niega bien alguno al que procede rectamente. (Salmos 84, 12)

  • Aleja de mí el camino de la mentira y dame la gracia de tu ley; (Salmos 119, 29)

  • Y el que a muchos había obligado a salir de la patria, pereció en tierra extranjera, entre los lacedemonios, en quienes pensaba encontrar protección en gracia de los lazos de familia. (II Macabeos 5, 9)

  • porque son corona de gracia para tu cabeza y collares para tu cuello. (Proverbios 1, 9)

  • De los burlones se burla, y a los humildes da su gracia. (Proverbios 3, 34)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina