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  • Respondió Moisés al pueblo: «No temáis, pues Dios ha venido para poneros a prueba, para que su temor esté ante vuestros ojos, y no pequéis». (Exodo 20, 20)

  • De entre todos los animales que viven en las aguas, podréis comer éstos: cuantos tienen aletas y escamas sean de mar o río, los podréis comer. (Levítico 11, 9)

  • Pero serán cosa abominable para vosotros todos los que carezcan de aletas y escamas, entre todos los que bullen en las aguas, en mares y ríos, y entre todos los demás animales que viven en el agua. (Levítico 11, 10)

  • Tendréis por abominable todo cuanto en las aguas carece de aletas y escamas. (Levítico 11, 12)

  • (Solamente las fuentes y cisternas, donde se recogen las aguas, permanecerán puras), pero el que toque sus cadáveres quedará impuro. (Levítico 11, 36)

  • Pondrá el sacerdote a la mujer delante de Yahveh, le descubrirá la cabeza y pondrá en sus manos la oblación conmemorativa, o sea, la oblación de los celos. El sacerdote tendrá en sus manos las aguas de maldición y funestas. (Números 5, 18)

  • Entonces, el sacerdote conjurará a la mujer y le dirá: "Si no ha dormido un hombre contigo, si no te has desviado ni manchado desde que estás bajo la postestad de tu marido, sé inmune a estas aguas amargas y funestas. (Números 5, 19)

  • Que entren estas aguas de maldición en tus entrañas, para que inflen tu vientre y hagan languidecer tus caderas." Y la mujer responderá: "¡Amén, amén!" (Números 5, 22)

  • Después el sacerdote escribirá en una hoja estas imprecaciones y las borrará con las aguas amargas. (Números 5, 23)

  • Hará beber a la mujer las aguas de maldición y funestas, y las aguas funestas entrarán en ella para hacérsele amargas. (Números 5, 24)

  • El sacerdote tomará de la oblación un puñado, el memorial, y lo quemará sobre el altar, y le hará beber a la mujer las aguas. (Números 5, 26)

  • Cuando le haga beber de las aguas, si la mujer está manchada y de hecho ha engañado a su marido, cuando entren en ella las aguas funestas le serán amargas: se inflará su vientre, languidecerán sus caderas y será mujer de maldición en medio de su pueblo. (Números 5, 27)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina