Found 257 Results for: nación santa/page/21/page/6/page/7

  • Yo haré de ti una gran nación y te bendeciré; engrandeceré tu nombre y serás una bendición. (Génesis 12, 2)

  • Pero yo juzgaré a la nación que los esclavizará, y después saldrán cargados de riquezas. (Génesis 15, 14)

  • Sin embargo, también te escucharé en lo que respecta a Ismael: lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia muy numerosa; será padre de doce príncipes y haré de él una gran nación. (Génesis 17, 20)

  • siendo así que él llegará a convertirse en una nación grande y poderosa, y que por él se bendecirán todas las naciones de la tierra? (Génesis 18, 18)

  • Y en cuanto al hijo de la esclava, yo haré de él una gran nación, porque también es descendiente tuyo". (Génesis 21, 13)

  • Levántate, alza al niño y estréchalo bien en tus brazos, porque yo haré de él una gran nación". (Génesis 21, 18)

  • Luego añadió: "Yo soy el Dios Todopoderoso. Sé fecundo y multiplícate. De ti nacerá una nación, más aún, una asamblea de naciones, y saldrán reyes de tus entrañas. (Génesis 35, 11)

  • Dios continuó: "Yo soy Dios, el Dios de tu padre. No tengas miedo de bajar a Egipto, porque allí haré de ti una gran nación. (Génesis 46, 3)

  • Entonces Dios le dijo: "No te acerques hasta aquí. Quítate las sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa". (Exodo 3, 5)

  • El granizo y el fuego que formaba remolinos en medio de él, se precipitaron con tal violencia, que nunca hubo en Egipto nada semejante desde que comenzó a ser una nación. (Exodo 9, 24)

  • Guías con tu fidelidad al pueblo que has rescatado y lo conduces con tu poder hacia tu santa morada. (Exodo 15, 13)

  • Ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y una nación que me está consagrada’. Estas son las palabras que transmitirás a los israelitas". (Exodo 19, 6)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina