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Así dice Yavé: «Mi sentencia en contra de Tiro por sus muchos crímenes será sin apelación. Porque vendieron como esclavos poblaciones enteras a Edom, sin acordarse de su alianza con sus hermanos, (Amós 1, 9)
Yo te saqué de Egipto y te rescaté de la casa de los esclavos; yo puse para que te guiaran a Moisés, Aarón y Miriam. (Miqueas 6, 4)
Por eso levanto mi mano para que las saqueen aquellos que fueron sus esclavos.» Así sabrán que Yavé de los Ejércitos me ha enviado. (Zacarías 2, 13)
Llegó en aquel momento y también comenzó a alabar a Dios hablando del niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén. (Evangelio según San Lucas 2, 38)
«Cuando se presenten los primeros signos, enderécense y levanten la cabeza, porque está cerca su liberación.» (Evangelio según San Lucas 21, 28)
Le respondieron: «Somos descendientes de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Por qué dices: "Ustedes serán libres"?» (Evangelio según San Juan 8, 33)
Pero yo pediré cuentas a la nación a la que sirvan como esclavos. Después saldrán y me darán culto en este lugar. (Hecho de los Apóstoles 7, 7)
Si se entregan a alguien como esclavos, pasan a ser sus esclavos y obedecen sus órdenes, ¿no es así? Si ese dueño es el pecado, irán a la muerte, mientras que obedeciendo a la fe, alcanzarán una vida santa. (Carta a los Romanos 6, 16)
Y, liberados del pecado, se hicieron esclavos del camino de justicia. (Carta a los Romanos 6, 18)
Ven que uso figuras muy humanas, pues tal vez les cueste entender. Hubo un tiempo en que llevaron una vida desordenada e hicieron de sus cuerpos los esclavos de la impureza y del desorden; conviértanlos ahora en servidores de la justicia verdadera, para llegar a ser santos. (Carta a los Romanos 6, 19)
Cuando eran esclavos del pecado, se sentían muy libres respecto al camino de justicia. (Carta a los Romanos 6, 20)
Entonces no vuelvan al miedo; ustedes no recibieron un espíritu de esclavos, sino el espíritu propio de los hijos, que nos permite gritar: ¡Abba!, o sea: ¡Papá! (Carta a los Romanos 8, 15)