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  • Su templo quedó vacío como el desierto; sus fiestas se cambiaron en luto; sus sábados, en oprobio; su honor, en desprecio. (I Macabeos 1, 39)

  • Murió el año 146. Sus hijos lo enterraron en Modín, en el sepulcro de sus padres, y todo Israel le guardó gran luto. (I Macabeos 2, 70)

  • Tu templo ha sido pisoteado y profanado; tus sacerdotes están de luto y humillados; (I Macabeos 3, 51)

  • Todo el pueblo de Israel le guardó luto y lo lloró durante mucho tiempo, repitiendo la lamentación: (I Macabeos 9, 20)

  • Así la boda se convirtió en luto y el alegre son de la música en lamentaciones. (I Macabeos 9, 41)

  • Afligido un padre por un luto prematuro, manda hacer una imagen del hijo tan presto arrebatado; honra hoy como a dios al ayer hombre muerto, y establece entre los suyos ritos y misterios. (Sabiduría 14, 15)

  • Una advertencia inoportuna es como música en día de luto, mas los azotes y la corrección en todo tiempo son oportunos. (Eclesiástico 22, 6)

  • Llora con amargura, suspira ardientemente, guarda luto según su condición un día o dos para evitar la murmuración, y consuélate de tu tristeza. (Eclesiástico 38, 17)

  • La tierra está de luto, maldita; mustio y marchito el universo, cielo y tierra marchitos. (Isaías 24, 4)

  • La tierra está de luto, languidece; avergonzado el Líbano, se amustia; el Sarón se parece a nuestra estepa, el Basán y el Carmelo están pelados. (Isaías 33, 9)

  • a dar a todos los afligidos de Sión una diadema en lugar de ceniza, perfume de alegría en lugar del vestido de luto, alabanza en lugar de espíritu abatido. Se les llamará encinas de justicia, plantación del Señor para su gloria. (Isaías 61, 3)

  • Por eso la tierra se pondrá de luto, y los cielos en lo alto se oscurecerán. Porque he hablado y no me arrepentiré; lo he resuelto y no me volveré atrás. (Jeremías 4, 28)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina