Gefunden 128 Ergebnisse für: Joab

  • Conoció Joab, hijo de Sarvia, que el corazón del rey estaba por Absalón (II Samuel 14, 1)

  • y envió Joab a Técoa, a traer de allí una mujer sagaz a la que dijo: «Da muestras de duelo, vístete de luto y no te perfumes; pórtate como una mujer que hace muchos días que está en duelo por un muerto. (II Samuel 14, 2)

  • Entra luego donde el rey y dile estas palabras», y Joab puso las palabras en su boca. (II Samuel 14, 3)

  • Dijo el rey: «¿No anda contigo la mano de Joab en todo esto?» Respondió la mujer: «Por tu vida, oh rey mi señor, que no se desvía ni a la derecha ni a la izquierda nada de lo que el rey mi señor dice. Tu siervo Joab me ha mandado y ha puesto en la boca de tu sierva todas estas palabras. (II Samuel 14, 19)

  • Para abordar con rodeos el tema hizo esto tu siervo Joab. Pero mi señor es prudente como el Angel de Dios y sabe todo cuanto sucede en la tierra.» (II Samuel 14, 20)

  • Entonces el rey dijo a Joab: «Mira, he decidido el asunto. Anda y haz que regrese el joven Absalón.» (II Samuel 14, 21)

  • Cayó Joab sobre su rostro en tierra y postrándose bendijo al rey. Joab dijo: «Hoy ha conocido tu siervo que ha hallado gracia a tus ojos, oh rey mi señor, pues ha cumplido el rey el deseo de su siervo.» (II Samuel 14, 22)

  • Levantóse Joab, fue a Guesur y llevó a Absalón a Jerusalén. (II Samuel 14, 23)

  • Llamó Absalón a Joab para enviarle al rey, pero él no quiso ir. Le llamó todavía una segunda vez, pero tampoco quiso. (II Samuel 14, 29)

  • Entonces dijo a sus servidores: «Ved el campo de Joab, que está junto al mío, donde él tiene la cebada. Id y prendedle fuego.» Los servidores de Absalón prendieron fuego al campo. (II Samuel 14, 30)

  • Entonces se levantó Joab, fue a casa de Absalón y le dijo: «¿Por qué tus servidores han prendido fuego a mi campo?» (II Samuel 14, 31)

  • Absalón respondió a Joab: «Te he mandado llamar para decirte: Ven, por favor, pues quiero enviarte al rey para que le digas: ¿Para qué he vuelto de Guesur? Mejor me hubiera sido estarme allí. Quiero ver el rostro del rey; si hay alguna culpa en mí, que me haga morir.» (II Samuel 14, 32)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina