Gefunden 144 Ergebnisse für: Lengua

  • Ustedes me han desafiado con su lengua y han multiplicado sus palabras contra mí. Pero yo he oído todo. (Ezequiel 35, 13)

  • a algunos jóvenes sin ningún defecto físico, de buena presencia, versados en toda clase de sabiduría, dotados de conocimiento, inteligentes y aptos para servir en el palacio del rey, a fin de que se los instruyera en la literatura y en la lengua de los caldeos. (Daniel 1, 4)

  • Por eso, yo doy este decreto: ‘Todo pueblo, nación o lengua que hable irreverentemente contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed Negó, será cortado en pedazos y su casa quedará reducida a un basural, porque no hay otro dios que pueda librar de esa manera’". (Daniel 3, 96)

  • ¡Sus ricos están llenos de violencia, sus habitantes hablan falsamente y la lengua es pura mentira en su boca! (Miqueas 6, 12)

  • Y el Señor castigará a todos los pueblos que hayan hecho la guerra contra Jerusalén con esta plaga: hará que se pudra su carne cuando todavía estén en pie, sus ojos se pudrirán en sus órbitas y su lengua dentro de su boca. (Zacarías 14, 12)

  • Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. (Marcos 7, 33)

  • Y en seguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente. (Marcos 7, 35)

  • Entonces exclamó: "Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan". (Lucas 16, 24)

  • Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. (Hechos 2, 6)

  • ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua? (Hechos 2, 8)

  • Por eso se alegra mi corazón y mi lengua canta llena de gozo. También mi cuerpo descansará en la esperanza, (Hechos 2, 26)

  • Hablaba también con los judíos de lengua griega y discutía con ellos, pero estos tramaban su muerte. (Hechos 9, 29)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina