1. Maskil de David Dichoso aquel a quien se le ha perdonado la culpa y se le ha cubierto su pecado,

2. dichoso aquel a quien el Señor no le tiene en cuenta su delito y no tiene dobles intenciones.

3. Mientras yo no confesaba, mi cuerpo se agotaba de gemir todo el día;

4. de día y de noche tu mano pesaba sobre mí, mi savia se secaba al ardor del verano.

5. Te he confesado mi pecado y no oculté mi falta; yo dije: "Confesaré mis faltas al Señor", y tú me has absuelto de todos mis delitos.

6. Por eso los fieles te suplican el día de la desgracia, y así, aunque las aguas se desborden, no los alcanzarán.

7. Tú eres mi refugio, me guardas de la angustia, me rodeas con cantos de victoria.

8. Yo quiero enseñarte, indicarte el camino que tienes que seguir, quiero darte un consejo, quiero mirar por ti.

9. No seas como el mulo o el caballo, seres irracionales a los que hay que domar con las bridas y el freno; de lo contrario, no se acercan a ti.

10. Muchas desgracias esperan al malvado, el Señor rodea de favores al que en él ha confiado.

11. Alegraos en el Señor, justos, regocijaos, gritad de alegría todos los corazones rectos.





“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina